Se despidió el año en casa de Ivette y Jesús. Allá se llegó con pasteles ya hervidos que preparó E.J. en la casa. Antes de ir, o el día anterior, no recuerdo bien, se fue a Payless shoes. E.J. se compró unos zapatos negros, y yo, aunque me medí unos que me gustaron, no me calzaban bien. A sus insistencias, me afeité (no quería hacerlo), pero lo hice. Se estrenó ropa nueva, y ni siquiera un calzoncillo me he podido estrenar. Pero nada, pa’lante. Lo importante es que se disfrutó la noche, tranquila, en la casa de los Torres. Comimos, bebimos coquito, y a las doce, solo nosotros en la casa, nos abrazamos y nos deseamos buen año. Tomamos cidra de manzana y al rato nos fuimos para casa. El día de año nuevo me fui con los Torres para Hollywood. No quiso ir por que comenzaba a trabajar al día siguiente y su rodilla no quería ser lastimada para poder ir relajado y descansado a su nuevo trabajo. Yo me fui entonces para el paseo de las estrellas, donde estuvimos caminando y mirando el gentío...